Es un tratamiento alternativo a los “pinchazos” en personas sensibles. Este tratamiento está pensado para prevenir y atenuar los signos tempranos del envejecimiento, mejorar la textura de la piel, cerrar el poro y estimular la producción de colágeno, proporcionando brillo y luminosidad.

  • Mejora el tono, textura y brillo de la piel
  • Suaviza las arrugas finas y cicatrices
  • Disminuye el tamaño de los poros
  • Aporta luminosidad y un aspecto rejuvenecido y radiante
  • Remodela el colágeno a largo plazo
  • El efecto térmico del láser favorece la regeneración del colágeno. Se sustituye el colágeno viejo por otro nuevo.

También ayuda a prolongar los efectos de otros tratamientos como son los de radiofrecuencia y rellenos.

Esta nueva técnica, Láser resurfacing, pertenece a una nueva generación de láseres denominados fraccionales, sub-ablativos o mínimamente invasivos (no levantan la piel) que hace que el tratamiento se tolere en cualquier tipo de piel y los riesgos son mínimos o nulos.

Este tratamiento se realiza en 30 minutos. Se puede aplicar en cualquier área de la cara y cuerpo deteriorada por el sol y la edad: cara, cuello, escote, brazos, cara interna de piernas, etc. Consiste en pasar el láser varias veces por la piel de forma fraccionada, es decir, creando zonas de tratamiento microscópicas (micro spots) como si la puliéramos con la máxima precisión para favorecer el reemplazamiento de la piel dañada por tejido más joven. Permite que la piel intacta contribuya a regenerar la piel dañada, renovando las capas superficiales desde el interior. La cantidad mínima de irrupción del tejido o daño controlado junto al reservorio de piel sana, hace un tratamiento tolerable.Puede incluso combinarse con otros tratamientos como ácido hialurónico, toxina botulínica y radiofrecuencia.

Normalmente, a partir de los 40 años se aconseja este tratamiento para mejorar y mantener la piel joven, luminosa y un aspecto saludable. Es seguro para cualquier tipo de piel.

No requiere preparación previa, ni tiempo de recuperación. Se puede realizar en cualquier momento del año incluso en verano. Está pensado también para preparar la piel para un evento una semana antes. Una sesión permite hacer vida normal, y los efectos terapéuticos son acumulativos a medida que se realizan más sesiones. Inmediatamente después la piel se enrojecerá 1 ó 2 días, pero permite maquillarse e incorporarse a la vida normal. Durante los 7-10 días siguientes la piel requiere hidratación y protección solar al menos durante un mes.
A diferencia de los láseres ablativos, con esta técnica no se forman costras ni eritema.

El número de sesiones se adaptan a cada persona en función del estado de la piel. Pueden ser necesarias desde 2 a 4 sesiones espaciadas, 2 ó 4 semanas cada una. Los resultados se ven a corto plazo.

ANTES:
no requiere preparación previa y se tolera prácticamente en todos los tipos de pieles. El bronceado no lo contraindica. Si hay propensión a la aparición de herpes o calenturas se aconseja hacer profilaxis.

DESPUÉS: inmediatamente después la piel se enrojecerá 1 ó 2 días, pero permite maquillarse e incorporarse a la vida normal.
Después del resurfacing láser, la piel presenta eritema transitorio muy breve que suele durar unas horas o algún día. A continuación el color de la piel, y durante varios días, se vuelve de un tono bronceado saludable, y la piel al tacto se nota áspera. Este proceso dura 7-8 días y solamente requiere aplicación de cremas hidratantes y aloe vera.
Es importante evitar el bronceado durante las 3 ó 4 semanas siguientes al tratamiento para prevenir posibles hiper-pigmentaciones, y es recomendable utilizar siempre protección solar. La aplicación tópica de antioxidantes mejoran los resultados y preparan la piel para el sol.

TIPOS DE TRATAMIENTOS